Acabo de escuchar una historia que me fascina. Proviene de Ali Raza Khan, Emprendedor Social de Ashoka y reformador educacional en Pakistán. 

 El año pasado retó a 6.000 estudiantes en riesgo de exclusión social de 74 centros benéficos de formación profesional a crear empresas en el plazo de un mes. Se acercó a ellos y les dijo: “Creo en vosotros, podéis crear negocios y grupos de ciudadanos y todos triunfaréis”. Se lo dijo a todos los alumnos de todos los centros, sin ningún favoritismo.

Les ayudó a formar grupos para que empezaran a compartir ideas, a ayudarse mutuamente y a construir cosas juntos. No quiso hacer ninguna prueba previa porque en ellas se dice qué se debe hacer. Su organización proporcionó a cada equipo una modesta cantidad de dinero,acordando asumir cualquier pérdida.

 Un mes más tarde, más del 80 por ciento de los alumnos tenían empresas productivas que estaban creciendo y funcionando, y muy pocos grupos habían fracasado.

 Me fascina porque demuestra que el problema no son los jóvenes, sino nosotros. Creamos un ambiente tóxico cuando les decimos de una manera sutil y no tan sutil que no pueden. ¡Pueden y además deben!

Como Ali, aproximadamente 1.000 Emprendedores Sociales de Ashoka (de un total de 3.300) que se centran en niños y jóvenes hacen mucho más que creer en ellos, los ponen al frente. Eso es lo que hacen también 200 Escuelas Changemaker y 35 universidades y colegios asociados a Ashoka. Los resultados son impresionantes y maravillosos. En cuanto una adolescente tenga un sueño, forme un equipo y cambie su mundo, será una “changemaker” (agente de cambio) de por vida, ayudando una y otra vez a resolver cualquier problema. Será poderosa, y nunca tendrá miedo. 

Será muy demandada. Vivimos en un mundo en el que la demanda hacia aquellos que pueden adaptarse y contribuir al cambio está creciendo exponencialmente, al igual que la demanda para los trabajos repetitivos está descendiendo. 

Por muchos, muchos siglos la eficiencia estaba en la repetición (recordemos las cadenas de producción o bufetes de abogados, por ejemplo). Te formaban para realizar un oficio ya fuera barbero o banquero y estabas atrapado de por vida. Unos pocos organizaban a todos los demás.  La vida estaba dirigida por normas.

En el ambiente de cambio actual, aquellas formas de actuar están extinguiéndose.

Ahora el éxito está en los “equipos de equipos”, cuyos miembros observan, adaptan y descubren nuevas oportunidades, y ayudan a construir nuevos “equipos de equipos” en torno a nuevos objetivos.

Quien no pueda jugar a este juego se queda fuera. No se puede jugar al juego del cambio si no se es un “changemaker”.

¿Cuántos colegios, reformadores de la educación y padres son conscientes de que están fallando si sus jóvenes no están aprendiendo a ser“changemakers”?  Y cuántos saben que la métrica educativa más importante se ha convertido en: ¿qué porcentaje de estudiantes de cualquier escuela son conscientes de que son “changemakers”? 

 La reforma educativa  que trata de igualar el acceso a un sistema obsoleto asegura en el mejor de los casos una generación de fracaso. Tratar de resolver el desempleo juvenil “dando a los jóvenes las habilidades necesarias” es una quimera. Los mayores cambios siempre pillan por sorpresa a la sociedad.

Y este cambio es el mayor de todos, cambia las estructuras más básicas de la sociedad. Es mayor que cualquier revolución tecnológica.

Crea un lugar maravilloso. Un mundo donde todos son “changemakers” es un mundo donde:

• Los problemas no pueden superar a las soluciones.
• Existe mucha más igualdad ya que todo el mundo es poderoso.
• Todo el mundo, no solo unos pocos afortunados, puede expresar amor y respeto en acción (la causa fundamental de la felicidad y la salud).

Lo contrario a esto es un mundo enfadado y profundamente dividido.

El desafío para los líderes – y para todos nosotros – es reconocer y dar la bienvenida al hecho de que estamos en un punto de inflexión, para que podamos cambiarlo todo, desde cómo crecemos hasta cómo lideramos.

Bill Drayton, fundador y presidente de Ashoka

Premio Príncipe de Asturias en Cooperación 2011

Este artículo pertenece a la serie “Thriving in a World of Change”” producida por The Huffington Post y Ashoka. La serie forma parte del reportaje realizado por The Huffington Post en el meeting anual de The World Economic Forum y explora cómo en una época de cambio sin precedentes y conectividad, debemos cambiar rápidamente hacia un mundo en el que todos colaboren, con principios empáticos y esencia propia.